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martes, 2 de octubre de 2012

3.

Y de repente el mundo se detiene. Ya no encuentro suelo firme 
bajo mis pies, mis luces se han apagado, estoy sumida en la 
oscuridad. ¿Dónde están aquellos que prometieron estar a mi lado? 
Estoy sola, me caigo, y suelto en un grito todo lo que siento, 
como si alguien me escuchara, pero no hay nadie. Aún así me 
siento bien, lo he sacado todo fuera y ya no hay sentimientos que 
opriman mi pecho.
Sonrío.
Y caigo.
No dejo de caer.
Me miento a mí misma, miento a los demás, solo para no sufrir, 
pero creo que así sufro el doble. ¿Pero qué mas da? Los demás son 
felices, yo soy insignificante comparado con el resto del mundo.
Lo raro es que sonrío, ¿tanto vale para mí que dejaría que yo 
misma me hundiera? 
Sí, daría mi vida por esa persona, pero no lo sabrás, ya nunca lo 
sabrá.
Caigo.
Cierro los ojos.
Sonrío.
Todo termina.

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