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jueves, 27 de septiembre de 2012

1.

Y en ese momento dejas de creer en cuentos de hadas. Porque no existen los príncipes azules que salvan a preciosas princesas y viven felices para siempre. Tampoco existen los animales encantados que te ayudan a conseguir tus sueños. Ni las brujas de cuen.... bueno, quizás las brujas si. No aparecen llenas de arrugas y te dan una manzana envenenada, tampoco te encierran en lo alto de una torre, o te duermen durante años... son mas sutiles, pero siempre intentan los mismo, separar a la pareja de ensueño, bajo un aspecto mas sutil. Lo único que por experiencia se que existe, son las verdaderas amigas. La amiga que te ayuda en tu aventura contra la malvada bruja y a conseguir a tu príncipe, solo que en la vida real no hay príncipe. Un día llega un chico, que por casualidad se cruza en tu camino, o quizás es el destino. Descubres que no es el rubio de ojos azules maravilloso, ni tiene un castillo para ti, al contrario. No es
una persona perfecta pero tu crees que si. No tiene unos ojos azules, pero su color singular te encanta. No es un príncipe que no comete errores y es exactamente perfecto, el chico que toda princesa desearía. Es un chico con sus fallos, y sus días, malos, con imperfecciones, pero no te importa, eso es lo que tú ves que le hace perfecto, no es de su perfección de lo que te enamoras. A este paso te das cuenta de que no eres una princesa que vive en un bosque, o en maravilloso palacio árabe. Eres una chica corriente, común, como todas las demás. No tienes una voz bonita, ni un pelo dorado perfecto, ni unos labios carmesí. Pero llega ese chico que aparece por casualidad y te hace sentir que si, que eres perfecta, y vives tu propio cuento de hadas, es mas, crees que los cuentos de hadas existen. Pero cuando no derrotas a la malvada bruja y todos tus sueños desaparecen es cuando maduras y te das cuenta de que los cuentos de hadas no existen, que son solo eso... cuentos.

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